“El descubrimiento,
conquista y colonización de las Indias no fue propiamente en sus orígenes, una
empresa de Estado, realizada por elementos militares regulares y costeada con
los recursos del Tesoro Nacional... Se observa en la obra colonizadora de España
en América, un predominio... de la acción privada, individual, sobre la acción
oficial y coordinada del Estado.” (Traversoni “América Precolombina y Colonial”).
Las expediciones por parte de la Corona de Castilla a América, se veían obstaculizadas por su comprometida situación económica como consecuencia de sus gastos de guerra. Fue por esta razón que los reyes trataron de que la empresa de conquista fuera realizada por particulares, los reyes católicos, Fernando e Isabel negociaban con ellos y de esta negociación surgían contratos especiales denominados “Capitulaciones” en los cuales se establecían las obligaciones y derechos del jefe de la expedición y las sanciones que se derivarían de un posible incumplimiento del convenio.
De esta forma, antes de que
partiera una expedición, se firmaba un contrato formal, es decir la
capitulación, entre la corona y el conquistador. Por estas capitulaciones la
corona concedía derechos para descubrir, conquistar y poblar; como fueron los
casos por ejemplo de Pizarro y de Cortés, y se reservaba ciertos otros derechos
en los territorios a conquistar, garantizando al mismo tiempo recompensas y
privilegios al conquistador y los alistados en su compañía.
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